Un baño de humildad, un baño del Papa Francisco. Por Gustavo Szpigiel

Cuando observamos en los últimos días, el encuentro del Sumo Pontífice con los dirigentes de la comunidad judía argentina, comiendo comida kosher, cantando juntos y llamando a cada uno por su nombre; cuando lo vemos recibiendo la camiseta de San Lorenzo; cuando hace subir a un cura de barrio al papamóvil; cuando no tiene ningún inconveniente en recibir al presidente de los Estados Unidos y el mismo día a los más humildes del planeta; me pregunto ¿está naciendo un nuevo modelo? Justamente, el de un Papa argentino.

Aquel que tendría que estar en el pedestal  tiene los pies firmes en la tierra. Los argentinos, “los fanfarrones”, “los pedantes”, “los europeos de América Latina”, “comprá a un argentino por lo que vale y vendelo por lo que él cree que vale, serás millonario”. ¿Cuántas veces vimos en un estadio de fútbol la salida de los futbolistas “esas estrellas inalcanzables” y que ponen cara de fastidio para sacarse una foto? ¿Cuántas veces vemos a los entrenadores de fútbol dar una sola conferencia de prensa en general y no dar notas individuales? ¿Cuántas veces vemos a los grandes actores y actrices de la realidad argentina (deportistas, artistas y demás) andar en sus autos blindados con vidrios polarizados? ¿Cuántas veces vemos a los políticos no atender los teléfonos para conceder una entrevista?

Justamente un argentino está mostrando un modelo diferente, cuando lo atacaron ni bien asumió, respondió convocando; cuando le solicitaron una palabra, se comunicó por teléfono él directamente; cuando le pidieron una audiencia, la concedió sin condiciones.

Es un modelo que nos haría mejor como personas, nos ubicaría en el verdadero lugar que debemos ocupar, la tierra.

El Papa Francisco, el que llegó del país arrogante nos da una lección de humildad.


Gustavo Szpigiel

Periodista
Director Técnico Nacional de Fútbol
 Eduardo Rubin

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