El Subsecretario de Políticas Educativas y Carrera Docente del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Alejandro Finocchiario, dialogó en exclusiva con la CADENA JUDÍA DE INFORMACIÓN VIS A VIS acerca de la derogación que realizó la Bicameral del Digesto Jurídico de la Ley de Educación Común, más conocida como 1.420, de la cual solo estaba en funcionamiento el artículo 8 que disponía que la enseñanza religiosa era autorizada en colegios públicos antes o después del horario escolar.
– ¿Qué opinión tiene con respecto a la derogación de la Ley 1.420?
– Te soy sincero, yo creo que hubo un inmenso error. Cuando ponen como vigente la actual Ley de Educación, por supuesto que la Ley 1.420 quedó totalmente superada, no sólo por ésta sino por muchas otras leyes de educación. Quiero pensar, de buena fe, que fue un error que se trabajara en el Digesto Jurídico. Por otro lado, pienso que es una equivocación fácilmente solucionable.
– Y entonces ¿cómo se resuelve?
– Se soluciona de dos formas: la primera incluyendo en el Digesto el artículo 8 de la Ley 1.420 que toca el punto, y la segunda votando una ley en el Congreso Nacional que modifique la actual Ley de Educación y le agregue ese artículo. Ese artículo no establecía la enseñanza laica, sino que decía que la enseñanza religiosa podía ser dada en las escuelas públicas por los ministros autorizados de cada religión antes o después del horario escolar. Yo estoy muy de acuerdo con el artículo de la Ley 1.420. Además, las leyes deben reflejar, básicamente, lo que son las particularidades, las costumbres y lo que es el ser inmanente en una nación. Nuestra educación fue laica a partir de ese momento, y la irreligiosidad en la educación de gestión estatal está firmemente arraigada en la República Argentina. No es algo que se pueda cambiar, ni siquiera, con otra ley.
– Hay tres provincias que son Catamarca, Tucumán y Salta que en sus leyes los colegios estatales deben dar educación religiosa. En Salta un grupo de padres llevó el tema hasta la Corte Suprema que tiene que fallar, ¿es posible crear una ley para que se prohíban estas desigualdades entre las provincias?
– La ley nacional está por encima de las leyes provinciales. Por eso es que en Salta se recurrió a la Corte Suprema de Justicia. Yo estoy de acuerdo con el espíritu de la Ley 1.420 porque no todas las religiones tienen templos. Si cualquier ministro, de todas las religiones conocidas en nuestro país, quiere hacer una escuela fuera del horario de clases para dictar enseñanza religiosa, yo no estaría en desacuerdo, pero fuera del horario escolar. Nosotros en la Ciudad de Buenos Aires tenemos otro tipo de actividades que no son obligatorias para los alumnos. Lo que consideró es que el Estado debe ser laico, y en consecuencia, la educación impartida desde el Estado debe ser laica. El Estado es laico, no los particulares. En Francia el arraigo de laicidad en la educación es muchísimo más profunda que en Argentina, pero sin embargo, se prohibió que los alumnos usaran símbolos religiosos en las escuelas, y yo estoy en completo desacuerdo con eso, porque quien es laico es el Estado. Vos podés ir a la escuela portando una cruz, una Estrella de David o cualquier símbolo religioso y tenes que tener el derecho de hacerlo, ya que es parte de tu libertad de expresión.
– ¿Consideras que esta medida puede generar discriminación en las aulas, no sólo de los alumnos, sino también de los maestros al momento de dictar religión en horario escolar?
– Impartir enseñanza religiosa es un colegio estatal supondría un acto de discriminación para aquellas personas que no pertenecen a la religión que se imparte, sea cual sea. Por eso digo que si algún culto oficialmente reconocido en nuestro país quisiese usar una escuela fuera del horario de clase para brindar educación religiosa, a quienes voluntariamente quieran asistir, no hay nada de malo.
– ¿Por qué crees que el tema pasó tan desapercibido en los medios de comunicación, pero más que nada, en los políticos argentinos?
– No me parece que haya pasado desapercibido porque de hecho, vos y yo, estamos hablando de esto. En lo político, yo creo que no es un tema de agenda. A lo mejor volvemos a hablar dentro de un mes o dos meses, y vos me decís «Alejandro, que ingenuo fuiste», pero, vuelvo a repetir, yo tiendo a creer que fue un error. Yo no puedo creer que haya alguna intencionalidad atrás de esto.