A 61 años de la condena: la historia de uno de los nazis que se hizo pasar por víctima

A 61 años de la condena: la historia de uno de los nazis que se hizo pasar por víctima
A 61 años de la condena: la historia de uno de los nazis que se hizo pasar por víctima

No engañó a nadie. Ni a los jueces del estado de Israel que hace hoy sesenta años lo condenaron a la horca, ni al fiscal que lo acusó de ser el responsable de la muerte de seis millones de judíos, ni al mundo al que quiso embaucar con el argumento piadoso de haber sido un pequeño y sencillo engranaje en una maquinaria gigantesca de muerte y aniquilamiento de seres humanos. Él, Adolf Eichmann, el gran victimario, quiso pasar como una víctima más, un sencillo burócrata de la muerte que sólo despachaba trenes de deportados a los campos de exterminio del nazismo, al que había adherido con fanatismo y obsesión desde muy joven.

El 15 de diciembre de 1961, el tribunal de Beit Ha’am en Jerusalén sentenció a muerte al teniente coronel de las SS y arquitecto de la “solución final”. Ante los jueces se presentó como un simple burócrata y dijo que él también era una víctima más

De él, de Adolf Eichmann, dijeron los jueces en su sentencia: “Hallamos que en la RSHA (Reichssicherheitshauptamt), la autoridad central que se ocupaba de la ‘Solución Final’ del problema judío, el acusado estaba en la cúspide de aquellos que se encargaban de llevar a cabo la ‘Solución Final’”.

Y agregaron: En el cumplimiento de esa tarea, el acusado actuó de conformidad con las directivas generales de sus superiores, pero de todos modos mantenía poderes discrecionales amplios para el planeamiento de operaciones de su propia iniciativa. Él no era una marioneta en manos de otros”

Unos meses después de la sentencia, pidió una botella de vino. Eso fue todo. Sus carceleros israelíes le ofrecieron la asistencia de un ministro protestante y Adolf Eichmann, el nazi que se ufanaba de haber ordenado la muerte de seis millones de judíos, no aceptó. Enfrentó las últimas horas de su vida sólo con una botella de vino y la mirada clavada en una de las paredes de su celda. La bebió, íntegra, a sorbos cortos.

El ministro protestante llegó incluso hasta la puerta de la celda y le ofreció leer, juntos, un pasaje de la Biblia. Eichmann volvió a negarse. Estaba en proceso de transformación: de cordero, pasaba otra vez a lobo. Dos años antes, en mayo de 1960, aquel lobo había decidido ser cordero para enfrentar su destino. Ahora, agotada toda vía posible de indulto o de perdón, a punto de cumplirse su condena a muerte, volvía a aullar.

Leer más – “Rafaela Ora” el evento que lleva adelante la comunidad judía local

No había sido una marioneta, había sido el gran titiritero. Y más que eso, fue uno de los arquitectos principales, si no el principal, de la “solución final”, una ambigüedad que ocultaba el plan nazi, ordenado por Adolf Hitler, de eliminar a toda la población judía de Europa. 

Eichmann había desempeñado un rol clave en la conferencia de Wannsee que, el 20 de enero de 1942, reunió a los líderes del régimen nazi a orillas del lago Wann, a quienes llegó la orden clara de Hitler: había que eliminar a todos los judíos de Europa, una población que calcularon en once millones de almas, más de la mitad en países todavía fuera del control alemán.

Pero Eichmann dijo a sus jueces israelíes, a los testigos que lo identificaron como a un criminal de guerra y al mundo entero, que él sólo había desempeñado un papel menor en aquella conferencia, una especie de secretario de actas, sin voz, sin voto: un secretario que saca punta a los lápices. 

Leer más – Inglaterra: el rey Carlos III visitó a la comunidad judía de Londres

No engañó a nadie. En el juicio salió a luz un informe elevado en agosto de 1944 a su jefe, Heinrich Himmler, un alto jerarca del Tercer Reich, responsable de los campos de concentración y exterminio y jefe de las temidas SS y de la Gestapo, la policía del Estado, en el que Eichmann revelaba que, según sus cálculos, unos cuatro millones de judíos habían muerto ya en los campos y que otros dos millones habían sido asesinados por los Einsatzgruppen, las unidades móviles de exterminio creadas en los países ocupados por la Alemania de Hitler.

Fuente: Infobae

DEJAR UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí