Las calles respiran en Israel. Pero aún no descansan. El primer ministro, Benjamín Netanyahu, ha anunciado que suavizará su plan de reforma judicial que ha abocado a centenares de miles de personas a la protesta desde que su Gobierno de extrema derecha tomó posesión. No todos los proyectos de ley han sido enmendados y algunos solo están siendo pospuestos. Por ello, la ciudadanía, avivada por la oposición de centroizquierda, sigue sin estar satisfecha y mantiene su presencia en el espacio público para expresar su oposición al gesto de Netanyahu.
«Estamos extendiendo una mano a cualquiera que se preocupe genuinamente por la unidad nacional y el deseo de llegar a un acuerdo», ha dicho la coalición formada por representantes de derecha, extrema derecha y ultraortodoxos en un comunicado este lunes. Yair Lapid, el líder de la oposición y ex primer ministro, lo ha tachado de un «modelo para una toma hostil del sistema de justicia» en declaraciones televisadas. Después de la undécima semana de movilizaciones, con la sorprendente asistencia de centenares de reservistas del normalmente apolítico Ejército israelí, el Gobierno se ha visto forzado a abordar una de las peores crisis internas de su historia.
Parte de la presión ha llegado desde el otro lado del Atlántico. Tras hablar por teléfono con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, Netanyahu se ha comprometido a posponer la mayoría de los proyectos de ley. También ha modificado la legislación que pretende cambiar el sistema de selección de jueces de Israel. El primer ministro israelí insiste en que esta ley sea ratificada antes del receso de la Kneset, el Parlamento israelí, por la pascua judía, el próximo 2 de abril. En un panel de revisión de la Kneset celebrado el domingo, se acordó reducir la mayoría de las figuras de la coalición en el panel que revisa los nombramientos para el Tribunal Supremo.
Cambios en los proyectos de ley
Antes, la propuesta del Ejecutivo establecía que el panel incluyera a tres ministros del gabinete, dos legisladores de la coalición y dos figuras públicas elegidas por el Gobierno, lo que significa una mayoría de votos de 7-4. En su forma modificada, el proyecto de ley prevé que el panel esté compuesto por tres ministros del gabinete, tres legisladores de la coalición, tres jueces y dos legisladores de la oposición. Eso podría generar una mayoría menos segura de 6-5 para el Gobierno. También se ha estipulado que en una sesión de la Kneset no pueden ser designados por votación del panel regular más de dos jueces de la Corte Suprema.