El Weitzman siempre será “el Shule”. Por Claudio Avruj

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Será siempre el Weitzman de Flores, el de la calle Varela, “el shule”. Así lo seguiremos nombrando en cada oportunidad, cuando nos encontramos con los compañeros de estudios, con los javerim del centro juvenil. Al contarle a nuestros hijos y nietos como fue aquel tiempo feliz de la niñez y la adolescencia que en él vivimos.

Sin dudas, seguiremos llamándolo así, “el shule”.  Se nos volverá a inflar el pecho, invadiéndonos la emoción cuando revisando cajas de recuerdos nos encontremos con nuestros cuadernos, boletines y diplomas y leamos “Escuela Modelo Profesor Jaim Weitzman.”

No nos digan que cerró, que se acabó. Para todos los que por él transcurrimos es imposible decir esas palabras. ¿Cómo decirlas si sigue vivo dentro de cada uno?

El Shule supo ser lo que dé él se esperaba. La red de contención ideal, fue la familia extendida, ese valor con el que nos criamos comprendiendo el verdadero significado de la palabra Kehila.

Soy de los privilegiados que le tocó transcurrir sus aulas en una época dorada de la comunidad judía argentina, en la cual, la educación formal y no formal dentro de ella, era lo que se imponía. Fue el desvelo de nuestros abuelos y padres en aquellos años, garantizar nuestra formación embebiéndonos de nuestros valores y tradición, perpetuar el idioma, conocer nuestra historia, desplegar nuestro sionismo. Ser continuadores de este maravilloso y sagrado legado milenario.

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Allí estábamos nosotros cada día, todos los días.

Dejé sus aulas con mi diploma en 1972, hace mucho ya, pero lo aprendido no se fue jamás. Hasta el hebreo, sin practicarlo, aún puedo comprenderlo y hasta decir algunas palabras. Fue para mí, como seguro para la mayoría, simplemente ayer que todo ello sucedió.

No habrá cerrar de puertas, ni silencio que anule las voces del More Kovensky, el director, corriéndonos haciéndose el enojado ante nuestras travesuras gritándonos “juliganes” en su idish permanente. Tampoco se apagará la voz contenedora de la Morá Schusterman junto a Braine y Batia en el Kindergarten. Nadie podrá callar a la Morá Zehava contándonos como sobreviviente su tragedia personal y enseñarnos la historia de la Shoá. Nada nos hará olvidar a la morá Miriam implorando a dios cuando nos pasábamos de la raya o no sabíamos la lección. Su Got fun iml, quedó patentado en la cultura del Weitzman. Sara, Orna, Morot inolvidables y Celina, que fue y es la madre de todos nosotros.

El more Malaj, el primer profesor de educación física de la red escolar, y el More Skliar, con su piano en las horas de shirá que jamás soporto que yo cantara tan mal, y ni hablar de Zheev que llego para revolucionar las clases de música.

Como olvidar a Alba no dejándonos jugar a la pelota en el salón o corriéndonos cuando hacíamos carreras sobre las sillas de madera como si fueran Kartings. Inolvidable e Oviedo y su complicidad con cada uno de nosotros. O el té que nos preparaban Olga y Felisa.  Imposible nombrar a todos, tanto como olvidarlos

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El Weitzman, fue también quien nos albergó de una manera única. Aun retumba en sus paredes el bullicio de su kinderclub y su centro juvenil multitudinarios. Donde quién se atreva podrá vernos atentos en los mifkadim, las peulot, y danzando en rondas grandes y chicos.

Hoy le toca al Weitzman, sumarse a la larga lista donde ya están, el Bialik, el Hertzl de Flores, el Hertzl de la calle Tucumán, el Tel Aviv de la calle Helguera, el Yosef Sprinzak, el Jerusalem, el Hertzlia, el Golda Meir, Iona, el Rambam, Amos, el Peretz, el Scholem de Mataderos y otros que seguro olvido.

No hay queja ni reproche, injusto sería que lo hubiera. Hay pena por la realidad. Son consecuencias directas de un achicamiento de nuestra comunidad y una modificación profunda de su población. Un empequeñecimiento paulatino y constante, tanto cuantitativo como cualitativo al que en algún momento se deberá atender con seriedad y profesionalismo.

Estas líneas son un agradecimiento y también una invitación a que otros se sumen a escribir. Hoy es un día triste sin duda, pero nadie ni nada nos puede quitar la enorme cantidad de días vividos y a pleno en Weitzman.

Los que en él crecimos, sabemos que fue así. Nos quedan los recuerdos, los amigos, los ejemplos que supimos seguir, los modelos que admiramos, los afectos que cosechamos. Nos queda una identidad que nos es propia. Somos los del Weitzman y por siempre lo seremos.

Claudio Avruj                                                                                                              Ex alumno Promoción 1972

7 COMENTARIOS

  1. Gracias Claudio Avruj por expresar tan bien a traves de tu carta mi sentir y me imagino
    que el de muchos de los que pasamos y crecimos en esa gran Kehila
    Ver la fachada de la escuela me emociona. Soy egresada de 1986 y vivo actualmente en Israel. Mi paso por el «Shule » dejo una huella imborrable. Alli di mis primeros pasos, hice amigos, aprendí valores, historia judía, festeje los jaguim, realice la ceremonia de mi Bat y fui madrija. Ademas la comunidad brindo apoyo a mi familia en un mmomento muy dificil.
    Por eso y por mucho mas gardo por siempre los mejores recuerdos de cada una de esos momentos y como vos bien decis: » el shule seguira vivo en cada uno de nosotros»

  2. Mucho dolor me causa ver que otro Shule cierra sus puertas y especialmente el Weitzman yo fui alumno del shule cuando era una vieja casona en la calle Francisco Bilbao casi esquina Quirno mis hermanos tuvieron la suerte de ir al edificio de Varela 850. Pero me viene a la memoria cuando todavia era un nene ir con mi padre y colocar la piedra fundamental de ese edificio. Yo hice mi bar mitzva alli pero no en el templo sino en una habitacion que se usaba como templo a la derecha de la entrada antes de las escaleras que iban al templo. Mi agradecimiento a todos los dirigentes que supieron mantenerlo con su apoyo hasta el dia de hoy y que pasan por mi memoria .

  3. Hermosos recuerdos Claudio, yo tanbien perteneci al shule en su epoca dorada y siento una enorme tristeza ver como las puertas de mi institución cierran. La comunidad cambio mucho, muchos nos fuimos del pais y tal vez el shule dejo de ser una propuesta attactiva para la comunidad de Flores
    Ojala algun dia esas aulas vuelvan a tener vida.
    Saludos desde Canada
    Marcelo Mandelbaum- promoción 75’

  4. Una lástima que como dirigente comunitario desde hace más de 20, años no viertas ninguna autocrítica.
    No es un hecho ni aislado ni casual. Es consecuencia de años de malversación de fondos y vaciamiento ideológico.

  5. Sin JUZGAR A NADIE ..
    Abran los ojos! ya lo dijo bien claro el profeta Eliahu Hanabi ..» Hasta Cuando van a estar en 2 caminos…. » o con Dios o con el DIABLO
    Matrimonios igualitarios.. Mixtos.. Treif
    Y todo lo que dios NO QUIERE lo hacen adentro del TEMPLO…
    Es una CLARA consecuencia del reformista..

    Lo único que crece y seguirá creciendo es el camino de la Torá con entusiasmo y alegría!

  6. Realmente añoro este SHULE .Teniendo 8 años acompañé a mi padre a la firma del acta de la piedra fundamental :mi padre Luis Rojkin, que en Paz descance en Israel , luego un tiempo nuestra familia se transladó al barrio de Mataderos , pero tan querido era este templo de Varela 850,que todas las ceremonias importantes de nuestra familia se celebraba en el Jaim Weitzman y en todas las ceremonias comunales , también fue mi matrimonio. Recuerdo con mucha nostalgia al templo.- Weitzman de Varela 850 ,mientras Di.s me permita vivir , no dejaré de tenerte en mi memoria.- A. B. Rojkin

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