Los nuevos reveses de la Corte, el asesinato de un líder de Hamás y el silencio de los pacifistas forman parte de un coctel político que mantiene a Israel en una complicada tensión que podría prolongarse tanto como la guerra. Sobre estos temas, conversamos con Gabriel Ben-Tasgal.
En días recientes, la Corte Suprema de Israel revocó la decisión de la Knesset de modificar la ley que le permitía a los jueces, a su vez, echar atrás decisiones del gobierno bajo el principio de la “Irracionalidad”. ” lo que ocurrió en Israel es que (entre) los jueces comenzó una tradición de anular decisiones del Ejecutivo o del Parlamento (…). No hay ningún justificativo legal, pero las anulan bajo la premisa de la de la irracionalidad o bajo la premisa que es desmedida o que no respeta el espíritu del sistema“, explica Ben-Tasgal para dar contexto.
Al no contar con una constitución, el poder Judicial israelí depende tanto de las leyes existentes como de la jurisprudencia, es decir, las decisiones pasadas de los jueces, para sostener o revocar decisiones del Ejecutivo o del Parlamento. “Ahora, cuando muchos jueces en Israel son universalistas, la jurisprudencia va a ser universalista. Es muy inocente aquel que diga que no hay relación entre la ideología del juez y lo que sentencia“.
A decir del experto, la decisión de la Corte se da en plena guerra porque Esther Hayut culminó su cargo como jueza del tribunal en octubre y se apuró en dictar estas sentencias, debido a que cuenta con el derecho de votar a cualquier caso que haya analizado 3 meses antes de salir del puesto.
Dicha decisión del Poder Judicial no cayó bien a la sociedad israelí. La misma que hace unos meses marchaba masivamente contra las reformas propuestas por Netanyahu, esta vez consideró la medida como una maniobra política innecesaria en tiempos de guerra. La sociedad, unida frente a un enemigo común, preferiría que estos temas se tratasen en otro momento. La medida “demuestra el nivel de desconexión que tienen los jueces con el público.”
Sin embargo, “de todos los temas de la reforma judicial este es el tema menos importante. El tema más importante es cómo se eligen los jueces. Porque si vos tenés unos jueces que son todos universalistas y se eligen a sí mismos, vas a tener siempre un problema, y si tenés una Corte de justicia más o menos balanceada, va a haber todo tipo de opiniones, cosa que nos muestra también otro tema y es: hay ciertos bastiones en Israel que sufren de un problema y es “amigo trae amigo”.”
Para Ben-Tasgal, tanto el poder Judicial como la academia y la prensa se rigen por ese principio de favoritismo que acaba incidiendo en la configuración de poderes basados en la afinidad y en las lealtades y no en el bien común. El caso más grave es el de la élite militar y las consecuencias, opina el autor, se pueden observar, en parte, tras lo ocurrido el 7 de octubre de 2022.
“La elite militar que sostenía la premisa que Hamás estaba debilitado o que a Hamás se lo podía comprar dándole beneficios económicos… Esta ideología fracasó y fracasó cuando toda la cúpula militar ‘es amigo, trae amigo’. Entonces, ‘amigo trae amigo’ es un problema, pero lo ves más que nada cuando fracasas”.
Ben-Tasgal sugiere una responsabilidad múltiple tras los atentados del 7 de octubre, pero deja en claro que el responsable final es Netanyahu, cuya carrera política, en su opinión está acabada. “Él, estratégicamente, pensaba que había que separar y enemistar a la Autoridad Palestina y el Hamás, porque los dos son igual de graves para Israel, según Netanyahu.
“Y hay que mantener al Hamás y la Autoridad Palestina débiles pero no suficientemente débiles. Esto, por ejemplo, permitía la entrada de dinero de Qatar. Ahora él, lo que no midió bien, creo yo, es que mientras que él pensaba que Hamás estaba amedrentado o débil, Hamás se estaba preparando un macroatentado. O sea que la responsabilidad de Netanyahu es indiscutible y es superior a todos los demás porque es el responsable máximo. Pero la responsabilidad de los servicios de inteligencia también es gravísima”.
Otros responsables, para Ben-Tasgal, son el sistema de justicia y la prensa que, en su opinión, obraron con debilidad frente a Hamás. El primero, otorgando sentencias suaves y, la segunda, ayudando a esparcir la idea de que “Hamás estaba amedrentado y que la forma de ayudar a que no haya terrorismo era ayudando al Hamás a trabajar en Israel”.
También apunta que quié perdió su inocencia es “todo el campamento de la Paz. Todo aquel que decía ‘hay que dialogar con los palestinos, crear un Estado palestino’ (…) por un tiempo van a acallar sus voces”. Tras los ataques del 7 de octubre, Ben-Tasgal ve reforzada su idea de que el conflicto israelí-palestino es principalmente religioso y no tanto territorial.
La violación masiva de mujeres israelíes por parte de miembros de Hamás parece, en su opinión, un acto de congruencia con una ley islámica que permite ese tipo de atrocidades cuando una fuerza yihadista ha conquistado territorio enemigo. Para ellos, dice, las mujeres “son propiedad del conquistador y del soldado musulmán”.
En esta interesante charla, Ben-Tasgal habló también sobre cómo diversas ideas han sido desmanteladas tras los ataques de Hamás en territorio israelí. Una de ellas, que el antisemitismo era cosa del pasado; otra, que israelíes y palestinos podían alcanzar la paz.
También sugirió que para Netanyahu, una ofensiva en Líbano, como la que terminó con la vida de Al Arouri, segundo al mando de Hamás, puede ser vista como una intención de Israel de enfrentar a Hezbolá con toda su fuerza. Finalmente, su permanencia en el poder dependerá de cuánto se extienda la guerra. Una guerra que, en opinión de Ben-Tasgal, cuenta con el apoyo popular, pues “no queremos vivir más con locos en nuestra frontera que nos amenazan con violar a nuestras mujeres y lo ejecutan”.