La kehilá chilena ha hecho público el siguiente comunicado ante las agresiones que sufrieron sus sedes de Vitacura y Las Condes en la capital, Santiago, el pasado jueves 28 de marzo, cuando manifestantes “antisionistas” agredieron a personas que entraban a hacer actividades deportivas o asistían a un evento privado, incluidas mujeres embarazadas a las que les gritaron que tenían “genocidas” en su vientre, un claro ataque antisemita
La Comunidad Judía de Chile se encuentra consternada por los actos violentos acaecidos en las afueras de dos instituciones de nuestra comunidad, donde personas que se encontraban concurriendo a realizar deportes e ingresando a un matrimonio, fueron agredidas verbal y físicamente, causando temor sobre todo en los más jóvenes y niños.
Condenamos tajantemente y con la mayor vehemencia estas agresiones, promovidas e instigadas por grupos y organizaciones vinculadas a la causa palestina.
Como venimos adelantando desde hace ya un largo tiempo, estas son las consecuencias de importar un conflicto que ocurre a miles de kilómetros y que ha traído suficiente desgracia al Medio Oriente. No podemos permitir que en nuestro país se normalice este tipo de manifestaciones de odio, especialmente considerando las dificultades en seguridad que atraviesa hoy Chile. Más grave aún nos parece que esta agresión sea dirigida contra organizaciones religiosas, hombres, mujeres y niños que a diario asisten a nuestras instituciones y que nada tienen que ver con el conflicto de Medio Oriente, aparte de ser judíos.
No es posible afrontar el presente, ni menos discutir el futuro desde la violencia e intimidación. Cada comunidad y sus dirigencias tienen el deber de denunciar y evitar actos de esta índole, y cuidar responsablemente los mensajes que transmitimos a quienes representamos. Si constantemente se promueve el odio, la demonización, los prejuicios sobre el otro y la división, indefectiblemente se derivará en situaciones como las que ocurrieron ayer. Por ello, resulta esencial recordar que la libertad de expresión no es un derecho absoluto y tiene límites, como la incitación al odio, la difamación y la agresión física y verbal. Estos límites están destinados precisamente a proteger los derechos y la seguridad de los demás miembros de la sociedad. Es obligación de todos ejercer este derecho dentro de los límites legales y éticos, y entendiendo el impacto que producen nuestras palabras.
Fueron agresiones verbales y hostigamiento público, pero el día de mañana poder tener consecuencias muchísimo más graves. Es responsabilidad de quienes lideran nuestro país y los distintos colectivos, impedir este tipo de acciones y su escalamiento.
Como Comunidad Judía de Chile, nos encontramos estudiando las acciones que confiere la ley tanto en contra de quienes protagonizaron los hechos de ayer, como de quienes lo hagan en el futuro y de organizadores, promotores, instigadores y todos los que resulten responsables de ejercer la violencia como medio de expresión.
Es momento de que, de una vez por todas, nos unamos como sociedad y construyamos un país en el que la convivencia pacífica sea el valor supremo y donde las generaciones futuras puedan crecer libres y seguras.
Seria importante saber si hicieron la denuncia correspondiente y que lugar tpomo el gobiereno chileno ante el ataque propalestino