Ella Ben Ami es una joven israelí cuyo padre, Ohad, se encuentra secuestrado en Gaza.
A mitad de la noche me desperté de una pesadilla. Soñé con un parapente que aterrizaba en medio de la festividad de Pesaj del Kibbutz Be’eri en el área cubierta de hierba; en él iba un terrorista que vino a secuestrarnos, violarnos y asesinarnos.
Me desperté presa del pánico y luego no pude volver a dormirme, así que me hundí en mis pensamientos. Recordé mi conversación con la psicóloga antes del 7 de octubre, cuando le dije que tenía miedo de la infiltración terrorista, que era mi mayor pesadilla.
En respuesta, ella trató de disipar mi miedo con explicaciones sobre cómo se tomaron muchas medidas defensivas para proteger mi kibutz. Posteriormente, los profesionales me aconsejaron que tomara un medicamento, Cipralex, para dejar de sentir ansiedad.
Tiempo después, la peor pesadilla se hizo realidad, con una infiltración terrorista masiva. En esos momentos en el refugio, estando en shock mientras me escondía, no tuve miedo ni por un momento. Mi miedo por mí mismo fue silenciado. Sólo sentí una inmensa preocupación por mis padres.
Después del rescate, después de ser atacads por tres terroristas y ver innumerables cuerpos y partes de cuerpos, me senté en el suelo afuera de la puerta del kibutz y esperé a mis padres. Esperé cuatro horas. Pensé que a pesar de ver la foto de mi padre siendo secuestrado, vivimos en el fuerte Estado de Israel, que nos apoyaría y no dejaría que esto continuara por más de unos pocos días y noches.
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Después de cuatro horas, también llegó un terrorista. Fue entonces cuando me di cuenta de que necesitaba ir a esperar a mis padres en un lugar más seguro. Fue la decisión más difícil que tomé en mi vida. Hasta el día de hoy no volví a ver a mi papá. Ya pasó medio año.
Le hablé de la mayor ansiedad que tuve en el pasado. Pero ahora hay una nueva gran ansiedad, un miedo terrible a todo: tengo miedo de no poder rescatar a mi papá con vida, de que con el paso del tiempo perderé esta oportunidad. Me temo que el último recuerdo que tendré de él será esa terrible imagen de él en ropa interior, asustado y siendo conducido por terroristas a Gaza. Pasó medio año desde esa foto, 180 días, escribo el número pero no lo puedo creer. Es necesario traerlos a casa ahora, tanto los vivos como los asesinados, para que reciban su debida sepultura en Israel. Estoy gritando aquí, por favor hagan todo y acaben con su sufrimiento.
Los testimonios gritan: «Rescátenlos ahora». Hoy estuve nuevamente en la Knesset, esta vez con las familias de los cautivos en una discusión en el Comité para el Avance de la Condición de la Mujer. Mi corazón está con las hijas y sus familias. Entiendo perfectamente lo que están viviendo porque mi madre también estuvo en cautiverio y por suerte ya regresó. Es importante para mí recordarles a todos y asegurarme de que los cautivos no sean olvidados, que mi padre no sea olvidado.
Los padres de Ella fueron secuestrados el 7 de octubre. Desde entonces, su madre fue liberada en un acuerdo de rehenes.
Vía Israel Hayom