«Doctora de la Iglesia»: el reconocimiento que podría alcanzar una mujer de la comunidad judía

"Doctora de la Iglesia": el reconocimiento que podría alcanzar una mujer de la comunidad judía

Es conocido el episodio de su vida cuando, en 1921, se mantuvo en vela toda una noche leyendo la autobiografía de Santa Teresa de Jesús. Rayaba el alba cuando terminó el libro, lo cerró y exclamó: «Esto es la verdad». Moría en ese momento la Edith Stein atea y nacía la creyente, algo que sellaría un año después con su bautismo.

Ahora, esta judía nacida en Wrocław (Polonia) en 1891, podría convertirse en la quinta mujer en alcanzar el reconocimiento de Doctora de la Iglesia, título reservado a unos poquísimos santos que se han distinguido por haber realizado una contribución sustancial a la teología y a la vida moral de la Iglesia.
El pasado 18 de abril, el Papa Francisco recibió al prepósito general de los carmelitas descalzos, el fraile placentino Miguel Márquez Calle, según ha revelado la agencia CNA. Durante la audiencia privada, el religioso solicitó formalmente al Santo Padre la inclusión de santa Edith Stein –que perteneció al carmelo descalzo– en el reducido grupo de Doctores de la Iglesia con el título de Doctor veritatis o Doctora de la verdad. Ahora, la petición ha sido trasladada al dicasterio para las Causas de los Santos, quien tendrá que discernir el caso y tomar una decisión.
La verdad fue, precisamente, el gran ideal que persiguió la religiosa polaca desde mucho antes de su conversión. Pese a sus raíces judías, a la edad de 20 años se declaró atea, y comenzó su doctorado en filosofía, en esa búsqueda incansable de la verdad. Se convirtió, de hecho, en la primera mujer con un doctorado en Filosofía en Alemania. Fue una estrecha colaboradora del filósofo alemán Edmund Husserl, con quien desarrolló una brillante carrera intelectual, que plasmó en numerosos libros.
Tras su bautismo, a los 30 años de edad, prosiguió con sus clases y su investigación académica 12 años más, hasta que entró por fin en el carmelo, donde permaneció la siguiente década.
Pero la quietud del claustro se vio truncada con la irrupción de la Gestapo en el convento en 1942. Edith Stein, que ahora se llamaba Teresa Benedicta de la Cruz, fue detenida por su condición de judía junto a otras hermanas y trasladada al campo de concentración de Auschwitz. Acababa de terminar un estudio sobre san Juan de la Cruz que tituló La ciencia de la Cruz.
En agosto de ese mismo año murió en la cámara de gas. Su cuerpo fue incinerado y, las cenizas, dispersadas. En 1998, otro polaco que también había padecido bajo el nazismo, el Papa Juan Pablo II, la canonizó en Roma, y al año siguiente la nombró copatrona de Europa. Tal vez, en un futuro próximo, veamos a santa Teresa Benedicta de la Cruz convertirse en la quinta mujer Doctora de la Iglesia.

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