Catherine Perez-Shakdam, una mujer judía madre de dos hijos que creció en París, ocultó su verdadera identidad y pasó casi 10 años haciéndose pasar por simpatizante de Irán, obteniendo un acceso sin precedentes al corazón del estado de Medio Oriente y su clase dominante.
Su operación culminó con varias visitas a Teherán por invitación de los ayatolás y una rara audiencia privada con el líder supremo de Irán, Ali Khamenei.
En declaraciones al Sunday Telegraph en un hotel del centro de Londres, dijo que su experiencia la llevó a darse cuenta de que la infiltración de Irán en Occidente es mucho más profunda de lo que la gente cree, a pesar de lo abierto que es el régimen sobre su objetivo final de destruirlo.
“Existe una red aquí en el Reino Unido en lo que respecta al régimen”, explicó Perez-Shakdam, periodista, comentarista política y experta en Oriente Medio, en la que miembros de alto rango del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) viajan constantemente “de ida y vuelta” a Irán bajo el pretexto de trabajar para una red de organizaciones benéficas, centros de estudios y centros educativos británicos.
“Todas estas personas forman parte de un ecosistema que literalmente reporta directamente a Irán y recibe órdenes de ese país”, expresó.
Además, según reportó The Telegraph y se hizo eco la cuenta oficial de Israel en X, agregó: “Esto es para dirigir y medir el impacto de las campañas que están llevando a cabo, ajustar la narrativa cuando sea necesario, cambiar a la gente y hacer nuevas conexiones. Básicamente, controlan lo que está sucediendo en el Reino Unido y esperan crear un lobby muy poderoso aquí, lo cual creo que han hecho”.
“Esto es peligroso porque quieren subvertir nuestra democracia y secuestrar nuestras instituciones. Ya vimos cómo secuestraron el Líbano, por ejemplo, en Siria, Yemen e Irak. Quieren hacerlo en todas partes, y tenemos que entender que esos países son una prueba de que funciona”, aseveró.
Pero, según ella, debido a la “pura arrogancia” de Occidente, la amenaza no se toma en serio. “Tenemos a un sociópata con un arma cargada que te dice: ‘Te voy a matar’. Y lo miramos directamente a los ojos, convenciendo a la gente que está detrás de nosotros, a quienes queremos proteger, de que no quiere decir lo que dice. Es la creencia de que somos inmunes en cierta medida a través de la geografía. Y también la creencia de que, como derrotamos al nazismo en la Segunda Guerra Mundial, ya no tenemos que lidiar con él. Pero lo hacemos, es una forma diferente. Eso es lo que pasa con el mal: no se presenta dos veces con la misma cara”.
Perez-Shakdam se mudó a Yemen en 2009, y un artículo de opinión que escribió para el Yemen Observer, criticando la intervención estadounidense en Irak, llamó la atención de los ayatolás.
“Se pusieron en contacto conmigo pensando: ‘Tal vez ella pueda unirse a nosotros. Tal vez la podamos convencer y podamos utilizarla’. Y empezó muy, muy lentamente”, contó.
Esto dio lugar a solicitudes para aparecer como comentarista en canales de medios respaldados por Irán, donde se le pidió que hablara sobre temas como la demonización de la presencia de Occidente en Medio Oriente.
La mujer judía que pasó casi 10 años infiltrada en el régimen cree que así fue como empezó a ser “investigada” por la red de Irán, lo que eventualmente condujo a una invitación para asistir a una conferencia en Teherán en 2017.
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Fue el primero de varios viajes a Irán ese año durante los cuales, según creía, el régimen de Teherán quería convertirla en una “agente” que pudiera ser su “propagandista principal” en el Reino Unido, donde vivía en ese momento.
A principios de esta semana, Irán desestimó los llamados de Sir Keir Starmer y otros líderes occidentales para que se abstuviera de atacar a Israel. Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Italia y Alemania pidieron a Teherán que se abstuviera de atacar a Israel en una carta conjunta, en la que expresaron su preocupación por una guerra regional si cumple con sus amenazas de atacar directamente a Israel.
Durante uno de sus viajes a Irán, Perez-Shakdam se enteró de un complot del régimen para “localizar” a personas y organizaciones clave de la diáspora judía y señalarlas para asesinarlas y atacarlas. Esta información la confirmó posteriormente el entonces ministro de Seguridad, Tom Tugendhat.
El objetivo “número uno” del régimen era “obligar a los judíos a irse, a ir a Israel, porque es más fácil atacarlos allí en un solo lugar”. Y en segundo lugar, “crear una narrativa contra los judíos de que su mera existencia es un peligro para la seguridad nacional de su país, por lo que hay que expulsarlos”, dijo.
“En ese momento pensé: ‘Nadie va a comprar esto jamás’. Y luego, en 2024, escuchamos cosas como: ‘No pertenecen aquí, deberían irse a casa’”, manifestó.
La mujer, que ahora es directora ejecutiva del grupo de campaña Creemos en Israel, dijo que el régimen iraní utiliza a Israel como un caballo de Troya, ya que es más fácil vender una narrativa antiisraelí, “pero en realidad esa es la forma de transmitir su mensaje antioccidental”.
Vía The Telegraph