La sobreviviente del cautiverio de Hamás en Gaza, Maya Regev, fue dada de alta del hospital Sheba Tel Hashomer.
Regev, quien fue secuestrada en el Festival Nova, fue operada de forma negligente en Gaza y liberada en noviembre, recibió el alta del hospital tras 10 meses de rehabilitación.
«Estoy muy emocionada. Todos los que me apoyaron, todos los demás heridos, ustedes dentro de mi corazón. Espero que salgan de aquí lo antes posible y disfrutn de la vida», afirmó la joven de 22 años. Además, expresó su gratitud al personal médico y a su familia por el apoyo que le brindaron.
🔴 Hams captivity survivor Mia Regev is released from Sheba Tel Hashomer Hospital after 11 months
Mia Regev, who was injured during a kidnapping from the Nova and was operated on negligently, is being released from Sheba Tel Hashomer Hospital after 11 months of rehabilitation.… pic.twitter.com/MX2OGraeCk
— Raylan Givens (@JewishWarrior13) September 12, 2024
Maya resultó herida en el ataque terrorista del 7 de octubre cuando se encontraba en el festival de música Nova. Si bien sobrevivió al ataque, estuvo en cautiverio durante 50 días.
En una entrevista que brindó en julio desde el hospital, contó sobre la crueldad de los médicos palestinos que la trataron después de que le dispararan en la pierna y fuera secuestrada el 7 de octubre.
“Me hacían mucho daño”, dijo al Canal 12 de Israel. “Cuando cambiaban los vendajes, cuando querían ver las heridas, me causaban dolor a propósito. [El médico] usaba cloro, alcohol y, a veces, incluso algo como vinagre de sidra de manzana, lo vertía en la herida y aplicaba presión”, reveló.
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También contó que, un día, el médico tomó un pequeño cuchillo y comenzó a cortar la carne expuesta en la herida, ignorando sus súplicas de que parara. “Quise darle una patada en la cara, pero él tenía una pistola y yo no tenía nada, así que me callé”, relató. A su vez, añadió que en un momento temió que los médicos fueran a amputarla.
“Cuando me cambiaban los vendajes me ponían ketamina y petidina por vía intravenosa para que no gritara. Pero no son analgésicos, son relajantes musculares. Así que no podía reaccionar, pero podía sentir todo”, expresó.
Su hermano Itay, quien también había sido secuestrado con 18 años, fue liberado cuatro días después.