A decir verdad, ¿alguna vez has oído a alguien decir: “tengo buenas noticias y muy buenas noticias”? Por supuesto que no. Un mundo imperfecto siempre nos enfrentará a dificultades. El escritor de cine contemporáneo John Cleese lo dijo mejor: “Tener un problema no es un problema. El negar que tienes un problema es lo que crea dificultades”.
Según los místicos judíos, D-os nos enseña exactamente lo mismo a través de la primera letra de la Torá, denominada Alef (cuyo valor numérico es uno). El Génesis comienza con la letra hebrea Bet. Esta es la segunda letra del alfabeto y su valor numérico es dos. ¿Por qué no empezar con la primera letra del alfabeto, Alef? Los rabinos responden que la razón de esto es que el mundo creado por D-os está definido por el número dos. Todo en el mundo tiene una dualidad, lo bueno y su contrapuesto lo malo.
El ser humano está destinado a luchar, a enfrentar los problemas del mundo, a encarar constantemente las buenas y las malas noticias. Probablemente la razón de esto – como dijo Charles Kettering (1783-1859), inventor del encendido eléctrico – es que “los problemas son el precio del progreso”. El ser humano sólo crece porque se ve obligado a confrontar desafíos y encontrar la fuerza para superarlos. Por eso es tan importante para nosotros, además de notar los cambios positivos en la vida judía que compartí en diferentes artículos y que pueden observar día a día, es reconocer también las cuestiones realmente complejas y difíciles que aún quedan por delante.
Así que hablemos del principal problema que enfrenta el judaísmo hoy en día: “El odio al Pueblo Judío, el Odio al Estado de Israel”. Recordemos siempre las sabias palabras del poeta y científico danés Piet Hein (1905-1996):
«Problemas dignos de ser enfrentados prueban su valor, enfrentándonos de vuelta.»
Cuando vemos las marchas, los ataques de violencia que proceden de grupos pro-Hamas, pro-Palestinos, en las imágenes virales de las agresiones sufridas por los judíos, sean ciudadanos Israelíes o no, en Ámsterdam días atrás, hay una sola palabra que podría tratar de encuadrar a los agresores, y está es: FANATISMO, FANATISMO RELIGIOSO.
El fanatismo se apropia de lo sagrado y de lo profano; toma a D-os y demoniza; se apodera de lo santificado y lo contamina en busca de reconocimiento.
El periodista y humorista estadounidense Finley Peter Dunne (1867 – 1936) afirmaba brillantemente que “un fanático es un hombre que hace lo que cree que D-os haría si conociera los detalles del caso”. Este es el aspecto egocéntrico del fanático, que cree que nadie es tan sabio ni capaz de alcanzar la verdad. En pocas palabras, los fanáticos se deifican a sí mismos porque creen que sólo la suya es la versión correcta de la verdad, incluso si desafía cualquier principio moral y ético que D-os haya enseñado al mundo.
El extremismo religioso es la forma más peligrosa de fanatismo. Su poder se basa en su supuesta asociación con D-os. La historia está llena de víctimas de persecución religiosa en cantidades que tal vez superen cualquier otra forma de barbarie.
Hasta el siglo XXI, los judíos fueron quienes más sintieron los efectos de este tipo de persecución –como víctimas de las Cruzadas, inquisiciones, libelos de sangre y torturas cuya intención era convertirlos a la “verdadera fe”. El 11 de septiembre de 2001 obligó a la civilización occidental en su conjunto a reconocer y ver su propia existencia amenazada por un fundamentalismo religioso que justifica los asesinatos en masa con el objetivo de destruir a “todos los infieles”.
En un titular publicado en cientos de periódicos de Estados Unidos después del 11 de septiembre de 2001, los periodistas expresaron lo que sentían con las siguientes palabras: “Ahora todos somos israelíes”. Pensábamos que los estadounidenses habían aprendido que los fanáticos musulmanes no distinguen entre un cristiano y un judío; El término infiel incluye a todo aquel que no está de acuerdo con lo que piensa el fanático musulmán. Los fanáticos del “11-S” dejaron claro que lo que quieren es destruir la civilización occidental y los valores que conlleva: democracia, secularidad, modernidad, derechos individuales y las libertades básicas que nos definen.
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Lo sucedido en estos últimos meses en Estados Unidos en las Universidades, en las calles, las agresiones sufridas por los judíos rememoraban tiempos oscurantistas de los inicios de la década del ’30 del siglo XX.
Por lo tanto, los estadounidenses de bien luego de estos meses, casi un año de las manifestaciones salvajes en las Universidades, colocar la bandera palestina en lugares donde debía flamear la bandera americana, le llevaron a tomar consciencia del fanatismo que llegó en septiembre de 2001, para quedarse, para violar las libertades de un país, que durante décadas se jactó de ser su mayor riqueza.
Los ciudadanos americanos de bien, de cualquier religión bien pueden decir hoy: “Ahora todos somos judíos, ahora todos somos israelíes”. El problema de enfrentar, desafiar y derrotar al extremismo religioso es, como dijo el destacado historiador Bernard Lewis (1916 – 2018), “simplemente es la cuestión más importante que el mundo debe enfrentar hoy – o pagar el precio de la destrucción global”.
En los últimos prácticamente 25 años hemos presenciado actos salvajes cometidos en nombre de D-os.
El fanatismo ha sido justificado por una tergiversación de textos religiosos, por mensajes de pseudos “salvadores, mesías o profetas” que se han “investido” de mensajeros de D-os, para justificar atrocidades, que en vez que las mismas disminuyan a medida que la humanidad progresa en campos científicos y tecnológicos, todo lo contrario,éstas crecen exponencialmente.
En la noche de Pesaj, cuando los judíos celebran su redención de Egipto en el tradicional Seder, leen las siguientes palabras de la Hagadá:
«En cada generación se levantan contra nosotros para destruirnos».
Ésta es una forma judía de enseñar a nuestros hijos que el antisemitismo o la judeofobia es un viejo problema que simplemente nunca desaparecerá. ¿Esto nos vuelve paranoicos? Bueno, como bromeó el famoso político estadounidense Henry Kissinger, “incluso los paranoicos tienen enemigos”.
Miles de años de historia han dado consistencia a esta triste verdad. Por razones ajenas a la razón, los judíos siempre han sido víctimas del odio.
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Entonces cabe la pregunta del millón: ¿Pero por qué nos odian? ¿Cuál es la razón?
Casi se puede creer que los judíos son colectivamente culpables de algún crimen atroz. ¿Qué otra cosa podría explicar la animosidad que se ha dirigido contra ellos durante siglos? En general, el pecado de los judíos probablemente pueda ilustrarse mejor a través de un incidente registrado en el Talmud:
Se relata que un judío estaba caminando por un sendero, cuando pasó el emperador Adriano. El judío lo saludó respetuosamente, a lo que el emperador le preguntó quién era.
El judío en forma respetuosa y amable le respondió:“soy un judío”.
El emperador tuvo un ataque de rabia y dijo: “Como un judío tiene el tupe de saludarme. Que sea ejecutado por su insolencia”
Al día siguiente el mismo emperador realizando su caminata habitual, se cruza con un judío, que había aprendido del incidente del día anterior, y no lo saluda. El emperador manifestó su ira y le preguntó quién era.
El hombre no respondió, y por lo tanto el emperador lo mandó a ejecutar por su insolencia.
Frente a esto sus secretarios le dijeron: Excelencia, ayer fue ejecutado un hombre por saludarlo, hoy fue ejecutado otro hombre por no saludarlo.
A lo que Adriano lesrespondió: No me tienen que indicar cómo debo actuar frente a los judíos, ya que todo lo que ellos hacen está errado.
Entonces, ya sea que los judíos sean demasiado liberales o demasiado conservadores, demasiado indiferenteso demasiado obstinados, demasiado altruistas o demasiado egoístas, demasiado religiosos o seculares, elija cualquier rasgo y los judíos serán culpables de poseer en demasía o por estar absolutamente desprovistos de esa característica. No importa cuál de las características posea, como está escrito en el Talmud, el emperador Adriano dijo: “Lo que hagan los judíos está errado”
Parafraseando, lo que haga el Estado de Israel está errado.
Pero de igual forma nos queda la pregunta inicial todavía sin respuesta ¿Por qué nos odian?
En el texto bíblico del libro Génesis, capítulo 22, encontramos el siguiente concepto, cuando Abraham va en camino a cumplir la última de las diez pruebas que D-os lo sometió; era llevar a su hijo Itzjak, al hijo que había concebido su mujer, su amor Sara.
“A pesar de ello, como para enfatizar la confianza entre padre e hijo, y entre ambos y D-os, el texto repite: Vaieljú shenehem yajdav – Los dos caminaron juntos.”
Ese caminar junto, es el secreto de la eternidad del Pueblo Judío, el caminar representa, la familia, con la transmisión de los valores de generación en generación. Caminar juntos, padres e hijos. Generaciones tan diferentes. Muchos padres inmigrantes y los hijos “buenos ciudadanos de los países donde nos encontrábamos.” Los hijos sabían que llegarían lejos, aprenderían cosas y seguirían carreras que ellos no podían. Pero caminaban juntos, dos generaciones, sin tener que decir que seamaban, porque sus actitudes, su respeto, su “caminar juntos” ya era una prueba fehaciente de ese amor.
Vean por ejemplo la violencia que existe en una región de Inglaterra, Bretaña (Tottenham, Manchester, Bristol), de jóvenes desenfrenados en las calles, saqueando comercios, destruyendo vidrieras, incendiando autos, robando, asaltando, atacando a otras personas. Todos se preguntaron por qué. No hay motivos políticos. No es un choque racial. No hay razones religiosas.
Por supuesto, la respuesta es clara como el día, pero nadie se atreve a articularla. En el espacio de no más de dos generaciones, una gran parte de Bretaña ha abandonado silenciosamente a la familia, decidido que el matrimonio es sólo una hoja de papel. Bretaña se convirtió en la regióndel país con mayor cantidad de madres adolescentes, la tasa más alta de familias monoparentales, y el porcentaje más alto – 52% en 2019 – de nacimientos fuera del matrimonio en el mundo. Hoy en día (2024) fue igualado por alguna región de Francia, Islandia como país todo y Kosovo también como país todo, recordando que Bretaña es una región no un país.
En ningún otro lado vemos la diferencia entre los valores judíos y seculares más que aquí. Vivimos en un mundo secular que ha acumulado más conocimiento que todas las generaciones previas juntas, desde el vasto cosmos hasta la estructura del ADN, desde la teoría de supercuerdas hasta los caminos neurales en el cerebro, y sin embargo ha olvidado la simple verdad de que una civilización es tan fuerte como el amor y el respeto entre padre e hijo – Vaieljú shenehem yajdav, la habilidad de las generaciones de caminar una junto a la otra.
Los judíos somos personas formidablemente intelectuales. Tenemos nuestros físicos, químicos, médicos científicos y teóricos de juegos que ganaron premios Nobel. Y sin embargo mientras haya una conexión viva entre los judíos y su herencia, nunca olvidaremos que no hay nada más importante que el hogar, el vínculo sagrado del matrimonio, y el vínculo igualmente sagrado entre padre e hijo; “Vaieljú shenehem yajdav- Los dos caminaron juntos.”
Y si nos preguntamos por qué es que los judíos tienen éxito tan a menudo, y al tener éxito, muchas veces dan de su tiempo y su dinero a otros, y muy a menudo tienen un impacto muy por encima de su tamaño: no es magia, ni un misterio, ni un milagro. Es simplemente que dedicamos nuestras más preciosas energías a criar a nuestros hijos. Y sin duda alguna despierta envidia, trae aparejado celos, y finalmente un odio visceral.
Los judíos sabían, y saben, y siempre sabrán que lo que las élites intelectuales de hoy en día niegan, es decir que una civilización es tan fuerte como el vínculo entre sus generaciones. Esa es la imagen duradera de la perashá (porción de lectura del pentateuco) de esta semana (llamada de VAIERA): el primer padre judío, Abraham, y el primer hijo judío, Itzjak, caminando juntos hacia un futuro desconocido, sus miedos tranquilizados por su fe. Si perdemos la familia, eventualmente perderemos todo lo demás. Santifica la familia y tendremos algo más precioso que la riqueza o el poder o el éxito: el amor entre las generaciones es el regalo más grande que D-os nos da cuando nos lo damos los unos a los otros.
Sin duda alguna debemos terminar con uno de los conceptos más impactantes que he leído en los últimos años, expresado por el líder del movimiento de derechos civiles en favor de los afro estadounidenses, Martin Luther King Jr. (1929 – 1968):
Desafortunadamente, en el resto del mundo la advertencia del Seder de Pesaj sobre la judeofobia sigue siendo relevante en el siglo XXI. Lo que ha cambiado es que ahora el odio, denominado antisemitismo, suele aparecer enmascarado por un término diferente. Es cierto que ya no está de moda atacar a los judíos por ser judíos ni ultrajar a ninguna otra religión. Por eso la amenaza contemporánea al judaísmo se presenta como antisionismo o antiisraelismo, en lugar de mostrar su verdadero rostro: Judeofobia.
El gran líder Martin Luther King Jr. (1929-1968) fue previsor al reconocer esto a lo largo de su vida. Como todo verdadero profeta, él tampoco dudó en hablar en público y “mostrar el camino”:
“¿Afirma, amigo mío, que no odia a los judíos porque es simplemente un anti-sionista? Y yo digo: Que esta verdad resuene desde las elevadas cimas de las montañas; Que resuene en los valles de la tierra verde de D-os: cuando la gente critica al sionismo, se refiere a los judíos; usted está actuando como un antisemita, usted está hablando como un antisemita, y esta es la verdad de D-os” (28.08.1963 – Washington DC).
En cuanto el mundo se comporta como Caín que le respondió a D-os, cuando el Creador le pregunto por su hermano: ¿Por acaso soy el guardián de mi hermano?
En cambio, el Pueblo Judío a lo largo de los siglos, y hoy Israel es el llamado por parte de D-os a la responsabilidad, la responsabilidad moral, la responsabilidad colectiva, que la humanidad toda la sepultó, pero el Pueblo Judío, la transmite como heredad de generación en generación, y hacemos de ella parte de nuestro ADN.
¿Será por eso por lo que nos odian?
Por Rabino M.Ed. Ruben Najmanovich
Excelente artigo.
Llegará el tiempo donde el pueblo de Israel será, restaurado, plenamente, viviendo en paz en una, nación regida por la Toráh..
La cual ilumina nuestro sendero.cada día, el servicio divino, restauraré como antes , volveran todos tus hijos, hijas.aquellos que son llamados por Mi Nombre- el Pueblo de Israel-
Las naciones se alegraran por la bondad, que has hecho con tu pueblo.
Todas las naciones, reconocerán, la Verdad,
el Eterno es Uno.
SHalom.