Volvió Gadi: la felicidad de lo inconcebible. Por Gabriel Ziblat

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Gadi Moses cumplió 80 años en cautiverio y hoy volvió a abrazar a sus seres queridos. Gadi, uno de los liberados por Hamas, es un ejemplo de cómo la barbarie termina siendo normalizada para muchos.

Miércoles. Mensaje de WhatsApp. “¡Llamó la tía, les avisaron que mañana liberan a Gadi!”. Piel de gallina. Pelos erizados. Emoción a flor de piel. Lágrimas derramadas.

No conozco a Gadi Moses, pero no puedo dejar de emocionarme. Seguramente lo vi en un viaje a Israel. Pero no es familiar directo. Es el suegro de mi prima Einav, el papá de Oded. Pero ya lo siento propio.

Agricultor. Especialista en papas. Padre de tres. Abuelo de ocho. Llevó sus conocimientos a diferentes partes del mundo, ayudando a entender algo tan básico para la humanidad como generar alimentos en la tierra. El 7 de octubre de 2023 los terroristas de Hamas asesinaron a su mujer y se lo llevaron a él. Este jueves, 481 días después, lo liberaron.

La felicidad es total. Desde el 7 de octubre que varias veces por día pienso en él. Llevo una cinta amarilla en la muñeca, ya toda arrugada, que dice “Bring them home” (Devuélvanlos a casa). Y también una cadenita con una chapita que solo me saco para dormir. En hebreo dice: “Nuestro corazón está cautivo en Gaza”.

Hasta hace 24 horas no se sabía si estaba vivo. Me fui a dormir pensando si Gadi sabía que hoy volvía a casa. Pensando en cuánto sabe de todo lo que pasó. Hoy está abrazado con sus hijos y nietos. Y yo vuelvo a llorar. Lloro de alegría. Y también de tristeza. Es que me faltó un dato: Gadi tiene 80 años.

Hace 481 días que pienso que es todo inconcebible. Que no puede ser real. Que no puede haber gente en el mundo que defienda la barbarie. Desde un bebé de 8 meses (Kfir Bibas) hasta un abuelo de 79 (que llegaría a los 80 en cautiverio); ejemplos de lo incomprensible. El 7 de octubre asesinaron, violaron y secuestraron. Y desde ese día perpetuaron el dolor.

Incluso para los propios palestinos, que están viviendo su propia tragedia. Con miles de fallecidos y millones de desplazados. Con un principal responsable, que es Hamas. Una organización terrorista que quiere eliminar a Israel del mapa, que no está dispuesta a aceptar su existencia, que se dedicó los últimos 20 años a construir túneles en lugar de garantizar prosperidad y desarrollo para su pueblo, que no tiene reparos en exponer a su sociedad al usar escuelas u hospitales como lugares de disparo de misiles o de almacenamiento de armas, y mucho menos en esconder a más de 250 personas (los secuestrados en un primer momento) entre civiles sabiendo que Israel iba a ir a buscarlos.

Una organización terrorista que arma un patético y ridículo show al momento de liberar a los secuestrados. Que les ofrece un último momento de humillación y miedo, haciéndolos posar para la foto o caminar entre una muchedumbre que se les tira encima.

Hoy es un día de felicidad. De sentir que la vida puede abrirse camino ante tanta oscuridad. Quedan todavía 82 personas, abuelos, padres, madres e hijos que seguirán viviendo lo inexplicable. A los que seguiremos esperando, para volver a ser felices a pesar de que todo parezca inconcebible.

Fuente: MDZ

Autor: Gabriel Ziblat _ Jefe de Política en MDZ Online. Columnista en LN+. Radio Continental

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