Según la acusación formal, Fadi Arabi, de 33 años y residente de Arraba, en Galilea, estableció una red financiera terrorista con su hermano Nissim Arabi, residente en Turquía, y actuó en colaboración con Wajidi Saadi, de 41 años y residente en Turquía, originario de Jenin, quien actúa como una importante red para las transferencias de fondos de organizaciones terroristas.
Posteriormente, William y Sami Hanna, padre e hijo, residentes de Nof HaGalil, quienes servían como mensajeros, fueron reclutados para esta actividad.
Al cambiar el método, se les unieron Muhammad Tzitz, de 41 años y residente de Acre, y Adham Dolani, de 30 años.
La investigación demostró que conocían perfectamente el origen y el destino de los fondos: la financiación del terrorismo en Judea y Samaria.
Hacia el final de sus esfuerzos de financiación del terrorismo, Fadi Arabi recurrió a Suhail Bashir, residente de Sakhnin, quien también fue reclutado para continuar con la transferencia de los fondos, reportó Enlace Judío.
La acusación formal, presentada por el Departamento de Ciberseguridad de la Fiscalía del Estado, imputa a los seis sospechosos por los delitos graves de contacto con un agente extranjero y tráfico de bienes terroristas.
Una fuente de seguridad afirmó que “este es un caso único que, mediante un esfuerzo conjunto del Shin Bet y la Policía de Israel, condujo a la exposición generalizada de una infraestructura financiera basada en árabes israelíes, que operaba para elementos de Hamás en Turquía y servía como un “ducto de oxígeno” y una importante ruta de financiación para las infraestructuras terroristas en Judea“.
Durmiendo con el enemigo