Subterra. Por Rodrigo Ojeda

Subterra. Por Rodrigo Ojeda
Subterra. Por Rodrigo Ojeda

El narrador de Lota,describió las condiciones de vida de los mineros del carbón, sus adversidades, los riesgos ylas peripeciasen el subsuelo.Una actividad laboral riesgosa con faenas agobiantesrelatada por Baldomero Lillo en diversos cuentos. La primera edición apareció en 1904. Un siglo después, durante el 2010, otros mineros captaron la atención mundial. Tras el derrumbe quedaron atrapados, rescatarlos era imposible. Sobrevivieron durante 69 días en la mina San José, en Atacama, en el norte deChile. Resignados a morir en el encierro su rescate fue una proeza técnica y humana. En el presente, lamentablementeexisten túneles y vidas en los subterráneos de Gaza,son secuestrados sometidos a torturas y otras vejaciones.

Aún quedan 58 rehenes, vivos y muertos, en manos del terrorismo de Hamás. Son amenazados y humillados,engrillados y degradados en todo lo posible e inimaginable. Los sobrevivientes confiesan un ensañamiento desus captores. Las torturas fueron y son físicas y psicológicas. Los mantienen encerrados y encadenados, arrinconados en la oscuridad, en espacios húmedos con un silencio que resuena en los colchones mojados y en mal estado. Cada respiro y latido puede ser el último. Usaban el fuego “para asfixiarnos” ya que el oxígeno es escaso en los túneles, “tuvimos que aprender a respirar” en lasubterra de Gaza.Esa barbaridad que algunos relativizan y justifican, son parte de la propaganda y el activismo digital del terrorismo, en su intento por quebrar material e inmaterialmentelo humano.Los sobrevivientes sufrieron de todo, los secuestrados siguen padeciendo el odiode los que celebran el asesinato de una madre embarazada y lo denominan un “acto heroico”.

Fueron obligados a participar en videos de propaganda en favor de “la causa y la resistencia”. Los rescatados confirman que fueron tratados como “algo distinto a lo humano”. Todo indica que la banalidad del mal no se ha extinguido, ha mutado a otros verdugos, esos que se ocultan en sus ropajes “de combate” y en la población civil.La red de túneles es real, es una construcción planificada yterrorífica en el subsuelo de Gaza. Ubicados estratégicamente en hospitales y escuelas, en casas y mezquitas. En el entorno de los secuestrados hay bombas ante un eventual rescate de las FDI. Los rehenes son traslados para desorientar, un juego sádico ajenoa la civilidad. Estánsometidos aprivación de alimentos, enjaulados y sin luz. Connula o escaza higiene. Durante el cautiverio quisieron y quierendañarlos en lo físico, psíquico y espiritual. Muchos de los rescatados se enteraron de su liberaciónmomentos antes, participaronbajo coerción del escenario que vimos con impotencia. Los secuestrados y sobrevivientes no hicieron nada, salvo ser judíos y ser odiados por sus enemigos. Esos criminales que cuentan con la simpatía irracional de occidentales libres, una moda materialista, riesgosa e ilógica, distante y distinta del pensamiento crítico y lo trascendente.

Bajo tierra se encuentra el criminal de guerra: Walter Rauff, murió en Santiago de Chile, el 15 de mayo de 1984. El jerarca nazi fue responsable de matanzas masivas mediante los “camiones de gas” conocidos como “las cámaras móviles”, utilizados en los campos de concentración del terror nazi en Europa. No fue posible extraditarlo, ya que la Corte Suprema, argumentó prescripción de los crímenes.Guste o no, los judíos son “el canario en la mina de carbón”. Esa metáfora y advertencia relatada por Cecilia Denot en su libro.El antisemitismo es una señal, “el primer síntoma” y “mata a judíos literalmente, pero también mata, de a poco, a la sociedad”democrática y libre.

Por Rodrigo Ojeda (profesor de Historia).

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