Ori Megidish, soldado de las FDI secuestrada el 7 de octubre y rescatada 23 días después, brindó un fuerte relato sobre el abuso sexual que sufrió por un terrorista de Hamás en Gaza.
La mujer fue la primera en ser rescatada del cautiverio en una operación militar, el 30 de octubre de 2023.
Ori habló con el programa Uvda del Canal 12 relató su tiempo secuestrada: “Durante los 23 días, el miedo no me abandonó ni un instante. Un miedo indescriptible a morir en cualquier momento”.
Cuatro meses antes de la masacre que cometió Hamás, Ori recibió la designación como soldado de vigilancia en la base de Nahal Oz.
Esa mañana, cuando comenzó el ataque, Ori y sus compañeras soldados se resguardaron en un refugio fortificado de la base.
Recuerda oír disparos y diálogo en árabe fuera del refugio mientras los terroristas se acercaban. Allí comenzó a comprender la situación. En un momento, le escribió a su hermano: “Te quiero si algo pasa”.
Poco después, terroristas de Hamás lanzaron una granada al refugio lleno de soldados. Tras la explosión, se hizo el silencio. Ori se tocó la cabeza y miró su mano ensangrentada; estaba herida por la granada.
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Ori contó en la entrevista que rezó a D’s: “No es mi hora. Por favor, detengan los disparos”, y comenzó a grabar una nota de voz para enviársela a su hermano. Pero pronto vio a los terroristas.
Recordó: “Vimos a más de 30 o 40 terroristas entrando al refugio en un estado de euforia; estaban de lo más alegres. Entraron y nos miraron con una sonrisa. Nunca olvidaré sus sonrisas. Ni siquiera recuerdo su aspecto, pero recuerdo que sonreían. Y nos miraban, examinando quién estaba viva y quién no”.
Los terroristas comenzaron a levantar a las que aún estaban vivas, separándolas de las asesinadas. “Miro a las chicas frente a mí. Las chicas que ya no están vivas. Y las miro y me pregunto: ‘¿Por qué estoy yo de este lado y ellas del otro?’. La imagen de las chicas no se me va de la cabeza”.
Temiendo por su vida, contó lo que pasaba por su mente en esos momentos: “Creo que están a punto de alinearnos y fusilarnos a cada una de nosotras”.
Además, agregó: “Accidentalmente, hice contacto visual con uno de los terroristas. Me señaló, y me llevaron primero. Fui la primera en salir del refugio…¿Eso es todo? ¿Soy la primera a la que van a matar? Me subieron a un jeep, me dijeron que me agachara y me subiera rápidamente a la parte delantera del vehículo”.
Lo que Ori no sabía en ese momento era que sus amigas y compañeras soldados, Noa Marciano y Naama Levy, también estaban en el vehículo, también secuestradas y llevadas a Gaza.

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Ori comentó: “Alguien (un terrorista de Hamás) se sube y se sienta a mi lado. Y yo todavía estaba atada, con las manos atadas a la espalda. En ese momento, me dijo que bajara la cabeza bajo el asiento, sobre las rodillas del conductor. Y empezó a conducir. Me jaló la cabeza, y estaba herida en la cabeza, en el cuero cabelludo, por la metralla de la granada. Me tiró de la trenza y me levantó la cabeza para mirar. Y vi a terroristas golpeando el cuerpo de una de nuestras soldados”.
Vio su propio reflejo ensangrentado en el retrovisor del coche. Habían salido de la base y conducían a través de los campos hacia Gaza.
Una vez en Gaza, separaron a Ori y Naama de Noa y las llevaron a un departamento.
Ori recuerda a muchos terroristas, pero a uno en particular —el que portaba un arma y parecía estar al mando—. Ella y Naama estuvieron juntas solo unos días antes de que trasladaran a Naama. Ori se quedó sola.
Luego, relató los encuentros con este terrorista: “A medida que pasaban los días, sentía que en sus ojos veía cosas sobre mí; no me miraba como una persona normal. Al final, estoy sentada en un colchón a su lado, y me siento increíblemente incómoda. Cuando lo veo intentando acercarse, lo primero que me viene a la mente es decirle que tengo novio, esperando que eso lo haga retroceder. Pero hace exactamente lo contrario. Solo le da legitimidad para hacer preguntas sexuales”.
”Empieza a acercarse y a tocarme cuando no quiero. Y yo le digo: ‘No quiero esto, aléjate de mí’. Cuando estaba sentada en el sofá, él se acercaba y me daba una palmadita en el trasero o me tocaba en lugares que no debía tocar. Y como estaba herida en el pecho, él decía: ‘¿Qué te pasa con la lesión?’ Lo usaba como excusa para mirar fijamente. Y no sé…estoy allí con él, supuestamente él es quien me ‘protege’ en ese lugar, y no puedo oponerme a él, por mucho que lo necesite”, expresó.
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Ori se refirió a esa experiencia: ”Cuando llegué aquí (de vuelta a Israel), no pensé en ello en absoluto. Solo después de unos meses acepté que fue acoso sexual, que lo sufrí, y que no hay vergüenza en haberlo vivido. Sé que no tengo la culpa y que no podría haberlo evitado, pero al final, siempre está la pregunta: ‘¿Qué habría pasado si hubiera hecho esto, qué habría pasado si hubiera hecho aquello? Y D’s sabe qué habría pasado si nos hubiéramos quedado más tiempo en ese departamento”.
Por otra parte, habló sobre un ataque aéreo que impactó en el departamento: ”El techo se derrumbó sobre nosotros y toda la casa ardió en llamas. Uno de los terroristas murió en ese momento. Ni siquiera me di cuenta de que estaba herida”.
La joven y el terrorista que la acompañaba fueron trasladados a un hospital. Tenía una fractura de cráneo, aunque aún no lo sabía.
”Empiezo a perder el equilibrio; toda la habitación da vueltas. Uno de los médicos me habla en inglés y me dice que me van a coser la cabeza y la cara. Empiezan a limpiarme la zona alrededor de la boca sin adormecerla. Era un dolor indescriptible; nunca había sentido un dolor así en mi vida. Intento agarrarme a algo, pero no hay nada a lo que agarrarme; todos me apartan las manos. Me dicen que me calle, que no grite”, dijo.

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Después del ”tratamiento”, la trasladaron a un nuevo departamento con diferentes guardias. Buscó constantemente señales de D’s que le indicaran que saldría de esta situación y que D’s estaba con ella. Pidió una señal en forma de mariposa. Al poco tiempo, uno de sus guardias rebuscó en los cajones del departamento y encontró una mariposa de juguete. Sintió que D’s estaba con ella y no podía dejar de sonreír.
En un momento de su cautiverio, escuchó a los terroristas discutir sobre su accionar en caso de que llegaran las FDI. ”Dijeron que si había soldados israelíes en la puerta, me matarían primero”, comentó Ori.
El 30 de octubre de 2023, alrededor de las 2 AM, comenzó la misión de operaciones especiales israelíes para rescatarla.
”Empiezo a oír disparos y me doy cuenta de que algo está pasando. Hay un intercambio de disparos afuera. Y entonces, cuando me doy cuenta de que algo está pasando, me voy detrás de la heladera y me acurruco; me siento con las rodillas en alto, la cabeza entre ellas y me tapo los oídos”, agregó.
A su vez, aseveró: ”Grité en hebreo; no sé por qué, pero sentí que me rescataban”.
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Agentes de operaciones especiales disfrazados se acercaron a ella, se enfrentó a una incertidumbre aterradora. ”Es un conflicto en el que todavía pienso; no tengo ni idea. Podrían haberme secuestrado de nuevo, así de real fue. Podría haber sido otra persona que vino a secuestrarme, pero fui con él. Me llevó y corrimos”.
Llegaron al vehículo de rescate: ”Empezaron a conducir y me hablan en hebreo. El que me rescató, el que corrió conmigo, me habla, se asegura de que esté bien, me pregunta si estoy herida, si pasó algo. Recuerdo intercambiar miradas con él y ver su emoción. Solo después de regresar y empezar a acomodarme me di cuenta de que para quienes me rescataron también era por fin un momento de respiro después de todo lo que pasó”.
Vía Uvda / Stand With Us