Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) publicaron el viernes por la mañana el resumen oficial de la Operación León Ascendente, lanzada el 13 de junio para contrarrestar la aceleración de los programas nucleares y de misiles del régimen iraní. La operación fue un ataque preventivo destinado a neutralizar lo que las FDI definieron como una amenaza existencial para el Estado de Israel.
Según el informe, durante los meses previos a la operación, la Inteligencia Militar recopiló pruebas de que Irán estaba enriqueciendo uranio rápidamente al 60%, un nivel suficiente para producir varias bombas nucleares en poco tiempo. La inteligencia también reveló un plan encubierto del régimen que implicaba investigación y experimentación avanzadas con armas nucleares en áreas clave.
Paralelamente, el régimen iraní se preparaba para triplicar su producción de misiles de precisión, ampliando su arsenal de 2.500 a 8.000 misiles. Esto formaba parte de una estrategia más amplia que incluía un ataque multifrontal contra Israel, comenzando con ataques con misiles lanzados desde Irán y sus aliados, y culminando con una invasión terrestre a gran escala a través de las fronteras israelíes.
Reconociendo la urgencia, las FDI, trabajando en estrecha coordinación con Estados Unidos, identificaron vulnerabilidades estratégicas en el régimen iraní y lanzaron una ofensiva sorpresa, aprovechando una estrecha ventana de oportunidad antes de que la amenaza se volviera irreversible.
Preparación y ejecución
La planificación de la operación se aceleró en octubre de 2024, durante los intensos combates con Hezbolá. La campaña atacó los sistemas críticos de Irán: infraestructura nuclear, centros de mando militar, defensas aéreas, producción de armas, centros económicos y órganos de gobierno.
El ataque inicial causó una sorpresa total y consolidó la superioridad aérea israelí sobre el cielo iraní. La Fuerza Aérea de Israel voló más de 2.000 kilómetros, realizó más de 1.500 incursiones y atacó más de 900 objetivos. Aproximadamente 80 de los 100 sistemas antiaéreos fueron destruidos. Los cazas ejecutaron 370 ataques, algunos a distancias superiores a los 2.400 kilómetros, y se realizaron más de 600 reabastecimientos de combustible en vuelo.
Simultáneamente, las FDI destruyeron la mitad de los lanzadores de misiles tierra-tierra de Irán, 80 sistemas de misiles antiaéreos, 70 instalaciones de radar, seis aeródromos y más de 35 emplazamientos destinados a la producción de misiles y sistemas de defensa aérea. La operación fue un esfuerzo integral de todas las ramas de las FDI (aire, mar, tierra e inteligencia) y en ella participaron miles de soldados regulares y de reserva.
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Eliminaciones y logros
Durante la operación, más de 30 altos funcionarios de defensa iraníes fueron eliminados, incluyendo a los tres principales comandantes militares. Cientos de soldados iraníes también murieron. Sitios clave de enriquecimiento de uranio e investigación nuclear en Natanz, Arak e Isfahán fueron atacados, lo que resultó en la destrucción de miles de centrifugadoras. Las Fuerzas de Defensa de Israel estiman que la capacidad de enriquecimiento de uranio de Irán se redujo en un 90%, lo que afectó significativamente su capacidad para producir un núcleo de arma nuclear.
Las unidades de defensa aérea interceptaron cientos de misiles y drones con una tasa de éxito superior al 99 %. La Armada israelí interceptó más de 30 drones. En el frente civil, el Comando del Frente Nacional emitió más de un millón de comunicaciones públicas, desplegó más de 100 unidades móviles de protección y operó en más de 170 puntos de rescate durante toda la operación.
Las Fuerzas de Defensa de Israel concluyeron que la Operación León Ascendente logró sus objetivos principales: neutralizar la amenaza existencial planteada por Irán, asestar un golpe decisivo a su infraestructura nuclear y de misiles, despojarla de su supuesta inmunidad y asegurar el dominio aéreo israelí sobre Teherán.