Los countristas de Mi Refugio alientan a los miembros de nuestra comunidad para que, por medio del Programa ‘Sumate’, conozcan y disfruten de esta institución ubicada a solo media hora de Capital.
“Un amigo me preguntó si era verdad que podía venir a Mi Refugio y usar las instalaciones gratis, y cuando le conté que era así, no terminaba de creerlo. Pero lo cierto es que queremos sumar gente, que vengan, y sostener así nuestro perfil comunitario. Así se expresa Daniel Sztutwojner, countrista de Mi Refugio, en relación al programa ‘Sumate’, por medio del cual aquellas familias que concurren a una institución comunitaria y sean admitida por este country, pueden acceder sin cargo a las instalaciones y actividades de esta institución, ubicada en la localidad de Canning a solo media hora de la Capital.
“‘Sumate’ es excelente –agrega Daniel- el country es muy amplio y tenemos espacios para darle la bienvenida a mucha gente. El judaísmo es Tzedaká, justicia y solidaridad, recibir al prójimo, y la verdad es que en la primer edición del año pasado todos se integraron sin ningún inconveniente, yo por lo menos no tuve referencia alguna de ningún problema, sino todo lo contrario, la gente se incorporó de forma muy positiva”.
¿Podes dar un caso concreto?
No solo del programa, sino que puedo contar un caso muy directo, el de mi hijo de 33 años, que después de mucho tiempo de no venir, regresó dos años atrás, y a la semana ya tenía amigos por todos lados, que no eran de la infancia que tuvo en el country, sino otros que no conocía, y enseguida armó su nuevo grupo. Pero las formas de integración son múltiples, el llevar a los hijos a los grupos te pone en contacto con otros padres, o mediante la práctica deportiva. Claro que como en todos los casos es un proceso donde uno tiene que aportar su parte, hubo un caso famoso de un countrista que iba con el auto y una lata de duraznos, y si veía humo golpeaba la puerta y decía que traía el postre. Siempre era bien recibido a comer, eso habla de la apertura de la gente del country,
¿Mi Refugio es también para aquellos que habitualmente no practican deporte?
Por supuesto, el country tiene una vida social hiper-espectacular, todo el tiempo hay un montón de actividades integradoras, desde los niños de 18 meses hasta para los abuelos, y hacer algún deporte incluye ajedrez, dominó o burako, donde también hay una competencia feroz (risas). Pero también tenés la opción de hacer un asadito con la familia, ir al microcine o al gimnasio, compartir una comida en el restaurant, leer algún libro en la biblioteca que es de primer nivel, o salir a caminar por los senderos. Mi propia esposa es un ejemplo de alguien que se integró desde lo sociocultural, ya que creó el área de arte, donde se organizan exposiciones de los countristas, y participa además en la parte artística de los festejos que el country realiza.
¿Cómo es un fin de semana de tu familia?
Salimos los viernes por la noche, y los sábados a la mañana yo juego al golf, para después dar una vuelta por los senderos en familia o con amigos, y finalmente juntarnos a merendar y a cenar en casa de amigos del country, aunque a veces salimos a comer fuera del country, más allá de que en los últimos tiempos nos aburguesamos y pedimos delivery. El domingo es más familiar, con un asado compartido con mis hijos, uno de los cuales vive en la zona y el otro viene al country desde hace un par de años, junto a su esposa que juega aquí al hockey y mi nieta de dos años y medio, que está fascinada con los grupitos a los que concurre. Pero si tengo que elegir un momento, digo que es cuando me encuentro con mis amigos en el restaurnt los sábados a la noche, porque es también un lugar de reencuentro.
El programa ‘Sumate’ se realiza para sostener el perfil comunitario de la institución… ¿Qué otras acciones realizan para esto?
Celebramos todas las festividades comunitarias, donde los abuelos nos babeamos de ver a nuestros nietos actuando. Y todo esto es un trabajo que viene desde hace muchos años, cuando Mi Refugio fue la primer institución fuera de las socio-macabeas en afiliarse a las instituciones comunitarias centrales, mientras que en lo referido a la educación no-formal, a partir de los años noventa se incorporaron, junto a los profes, los egresados de nuestra escuela de madrijim.
¿Qué otras cosas distinguen a Mi Refugio de otros countries?
La identificación de la gente con el country es el alma de Mi Refugio, el sentido de pertenencia, su vida tan intensa. El verde, que es el color institucional, se lleva en la sangre. Yo veo a los demás decir que van a tal o cual country, pero acá decimos que somos de Mi Refugio. Un grupo de chicos nacido en el country formó la Fundación Sonrisas para tender una mano a la comunidad de la zona, por fuera del country. Eso son los valores, el compromiso y la contención de Mi Refugió, que se les inculcó en el country.
No hay dudad que alentaría a quienes están dudando a que hagan la experiencia…
Tienen la gran oportunidad de pasar una hermosa estadía en un country equipado con todo. Cuando yo llegué a mis trece años, era todo campo, con solo una cancha de pelota paleta y la pileta. La gente armaba sus casas alrededor de una especia de Club House, que eran unos vestuarios, y quienes podían instalar la bomba de agua en sus casas eran la elite, a los que incluso se les pedía que no ocupen lugar cercano a los vestuarios, para que puedan instalarse las casas que no contaban con una bomba… Lo que van a ver ahora es un country con una infraestructura de primer nivel, no en vano en mi familia ya somos cuarta generación, empezaron mis padres y crecimos junto a Mi Refugio.
Quienes deseen interiorizarse sobre el programa gratuito “Sumate”, pueden comunicarse con Gustavo o Eitán al 4295-8550 Int. 2 o bien enviar un mail aproyectosumate@