
Este año, como todos los 18 de julio, suena la sirena a las 9.53 hs, es un momento de profunda emoción y recuerdo, luego de eso sube al escenario el presentador del acto, que este año estuvo a cargo del periodista y conductor de radio, Lalo Mir. Se lo notó conmovido durante todo el evento, mas aún sobre el final. Vis á Vis dialogó en exclusiva con él.
- Se te notó emocionado durante todo el acto y fundamentalmente al final, ¿es así?
Sí, claro. Es una carga emocional no habitual, ¿no? Con la cantidad de personas, o sea, contando la cantidad de víctimas, asesinados y heridos, más todos sus familiares, más tanta gente, amigos. Desde arriba del escenario no veía el final de la gente. Todo eso que están en los corazones se siente y es tan distinto a presentar a una banda de música o las cosas que hago habitualmente. Y soy de emoción fácil también. Así que sí, sí, fue muy importante.
- Más allá de eso, obviamente, que tiene que ver con lo emocional, ¿qué reflexión podés hacer?
¿Qué puedo decir que no se haya dicho? ¿Qué puedo pensar que no se haya pensado, que es una lástima, porque el tiempo va alejando la idea de que vas a saber con precisión qué fue lo que pasó. A medida que pasa el tiempo se va borrando la posibilidad de conocer la verdad. Eso es lo más terrible y creo que lo más angustiante para los familiares, para los que perdieron a alguien ese día en un acto inexplicable.
Todas las muertes son inexplicables cuando se trata de seres queridos, pero estas que son tan brutales tienen esa carga, ¿no? De lo espectacular, de lo tremendo, de lo dramático, de lo político, de lo social, de la especulación. No es un hecho habitual para un ser humano, no es algo que pase todos los días como pasan las muertes comunes. Y hay que llevar esa carga. Nada, un puntito negro más para nuestra querida «Argentimba», que nos cuesta organizarnos respecto de algunas cosas que son esenciales como esta, la de la justicia.
- Cuando suceden estas cosas, uno lo lleva a la memoria fotográfica ¿no? ¿Te acordás de ese día, ese momento, de donde estabas?
Sí, sí. O sea, me entero, o sea, me acuerdo como me enteré. Yo bajé de un avión un rato antes de las 8 de la mañana. Venía de Santiago de Chile. Tenía radio, llegaba tarde. Fui a mi casa, vivía en Constitución. Taxi de Ezeiza a mi casa. En el momento en que explotó la bomba no la escuché. Estoy a 15 cuadras y tendría que haberla escuchado. ¿Sabés por qué no?, estaba bajo la ducha.
Cuando salgo de la ducha, me visto, tomo un taxi y voy a la radio. En el taxi con la radio del taxista primero y la ciudad cortada pero con la radio prendida o sea, ¿qué pasó? No entendía lo que estaba escuchando a no se que periodista, y ahí el taxista me dijo, pusieron una bomba en la AMIA. ¿Dónde es la AMIA? En la calle Pasteur, en el Once. Bueno, así me enteré en un viaje en taxi estando a 15 a 20 cuadras del lugar no me enteré nada y si lo hice por la radio de un taxi.
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