Leche materna escrita y dirigida por Marcos Rosenzvaig, interpretada por Eduardo Poli, Teatro Belisario los días domingos de marzo a las 20hs. (Corrientes 1624).
Leche materna es la historia tragicómica de un padre que busca a su hija junto a un abogado y su amigo León. La búsqueda está colmada de tropiezos en un texto vertiginoso, que no da respiro. Un actor interpretando siete personajes en una obra que relata los avatares de la propia paternidad (identidad), incluso su experiencia como hijo. Narrada con humor ácido, incisivo, este monólogo no carece de escenas conmovedoras ni dramáticas. Madres, padres, hijos, todos inmersos en la confusión generada por el amor desmesurado y el egoísmo, por el miedo y el poder; todos, en definitiva, marcados por la soledad y el abandono.
Leche materna es la historia tragicómica de un padre que busca a su hija junto a un abogado y su amigo León. La búsqueda está colmada de tropiezos en un texto vertiginoso, que no da respiro. Desde una audiencia desopilante frente al juez en el palacio de tribunales, un cafetero disfrazado de papa, un incendio en el edificio de la justicia en donde los papeles que se queman en el aire demandan, el fuego avanza y los bomberos se quedan fascinados con el fuego y con la niñez. La mayoría de ellos bailan la “Farolera tropezó” y los otros enloquecidos intentan sofocar las llamas. El fuego arrasa los lugares notables de la avenida Corrientes de los años 70, La paz, el bar Ramos, el politeama, el teatro San Martín, etc. La búsqueda se traslada a la escuela cuando el abogado manda a dirección a su cliente, y éste se traslada a una escuela de alumnos congelados. Allí su madre lo amenaza con un matamoscas y traba un asalto sexual con la directora. Todos los alumnos están viejos. Ellos han quedado en el patio escolar cantando aurora. La escuela como un campo de concentración. La salida está custodiada. Todo desde un humor terrible que destella aspectos kantorianos del texto.
El personaje protagónico, alter ego de Rosenzvaig, quien nunca aparece como tal: será Rosembai, Rosenberg, Rosenvock, Rosensuai. Este gesto de lenguaje refiere al tema de la identidad, vinculado, en parte, con el ser judío.
La obra relata los avatares de la propia paternidad (identidad), incluso su experiencia como hijo. Atraviesa situaciones desopilantes, a veces crueles, a veces bellas. Narrada con humor ácido, incisivo, este monólogo no carece de escenas conmovedoras ni dramáticas. Madres, padres, hijos, todos inmersos en la confusión generada por el amor desmesurado y el egoísmo, por el miedo y el poder; todos, en definitiva, marcados por la soledad y el abandono.
DURACIÓN: Una hora.
DESCARGA– Ninguna. Sólo luces y sonido.
Dijo Javier Marín
Aparece el judío en el colegio secundario. La necesidad del protagonista de ocultar su identidad para evitar las bravatas de sus compañeros, la ironía perversa del celador y la fantasía en la conciencia de los otros de “los judíos como dueños del mundo y del dinero del mundo”.
La interioridad el ser judío.
Lo que importa, o al menos, lo que a mí me interesa de este texto es su condición polémica. Incorrecta. Bárbara, al decir de Castillo. El narrador de Leche Materna dice en un momento: “debo decir algo por lo que seré odiado”. Encuentro en esta sentencia la condensación, la síntesis precisa de esta obra. Primero, el imperativo de la toma de palabra “debo decir algo”; luego, el riesgo que se asume: “seré odiado”. Más allá de la ironía que transversaliza el texto, afirmo que Leche Materna es una escritura del coraje y, por lo tanto del temor, y también, una escritura de la crispación y, por qué no, del dolor.
GACETILLA
Leche materna escrita y dirigida por Marcos Rosenzvaig, interpretada por Eduardo Poli, Teatro Belisario los días domingos de marzo a las 20hs. (Corrientes 1624).
Leche materna es la historia tragicómica de un padre que busca a su hija junto a un abogado y su amigo León. La búsqueda está colmada de tropiezos en un texto vertiginoso, que no da respiro. Un actor interpretando siete personajes en una obra que relata los avatares de la propia paternidad (identidad), incluso su experiencia como hijo. Narrada con humor ácido, incisivo, este monólogo no carece de escenas conmovedoras ni dramáticas. Madres, padres, hijos, todos inmersos en la confusión generada por el amor desmesurado y el egoísmo, por el miedo y el poder; todos, en definitiva, marcados por la soledad y el abandono.