Un neonazi de California fue declarado culpable de asesinato en primer grado con un agravante de crimen de odio por el asesinato de un estudiante judío.
Se trata de Samuel Woodward, de 26 años, quien mató a Blaze Bernstein, que estaba en segundo año de la Universidad de Pensilvania.
Bernstein, en ese entonces de 19 años, estaba en casa visitando a su familia en el sur de California durante las vacaciones de invierno cuando desapareció. Las autoridades lo buscaron por la zona y encontraron su cuerpo una semana después en una fosa en un parque cercano.
La discusión durante el juicio, que duró un mes, no fue si Woodward mató a Bernstein, sino por qué y en qué circunstancias lo hizo. Durante los alegatos finales, la fiscal Jennifer Walker hizo hincapié en la afiliación de Woodward a un violento grupo extremista neonazi anti gay conocido como División Atomwaffen.
El jurado Orange, California, condenó al neonazi por el asesinato, un crimen de odio, del estudiante judío al que atrajo al bosque bajo el falso pretexto de una relación furtiva.
Según documentos judiciales, Woodward apuñaló a Bernstein hasta 30 veces en 2018 después de fingir en una serie de mensajes de la aplicación Grindr que estaba interesado en un primer encuentro homosexual.
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Sin embargo, Bernstein no era consciente de la ideología paranoica y odiosa de extrema derecha de Woodward.
El asesino, que ahora tiene 26 años, se había retirado de la universidad para unirse a la División Atomwaffen (cuyos miembros han sido vinculados a varios otros asesinatos, incluido un joven que mató a los padres de su ex novia), idolatraba a Adolf Hitler y pasaba horas en Grindr buscando hombres homosexuales para humillarlos y «hacerles el vacío», cesando todo contacto con ellos después de hacerse pasar por un católico coqueto y «bicurioso».
“Les digo a los sodomitas que soy bicurioso, lo que hace que quieran ‘convertirme’”, afirmó Woodward según Los Angeles Times. “Los engancho haciéndome el tímido, tal vez después les envío una foto o dos, doy vueltas por el autobús y pretendo decirles que me gustan y luego, o los elimino de mi lista de amigos o les digo que les jugué una broma, ja, ja”, escribió en un blog.
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En otra entrada, Woodward aseveró: “Creen que van a ser víctimas de un crimen de odio y eso les da mucho miedo”.
El día del asesinato, Woodward llevó a Bernstein al parque Borrego en Foothill Ranch, donde lo apuñaló hasta 30 veces y lo enterró en una “tumba poco profunda”, según varios informes. Nunca negó su culpabilidad, pero en el tribunal sus abogados recurrieron a culpar del crimen a que le diagnosticaron síndrome de Asperger y se sentía en conflicto con su sexualidad.
Además, sus abogados también hicieron múltiples intentos de desvincular el nazismo de Woodward del asesinato. Argumentaron que no se trató de un crimen de odio y pidieron no mencionar sus opiniones antisemitas y homófobas.
“Ningún veredicto puede devolver a Blaze. Era un ser humano increíble y humanitario y una persona que esperábamos tener en nuestras vidas, ver cosas maravillosas de él a medida que se desarrollaba su joven vida”, dijo la familia de la víctima. “De este científico, artista, escritor, chef e hijo divertido, articulado, amable, inteligente, cariñoso y brillante, nunca habrá nadie como él. Sus dones nunca se harán realidad ni se compartirán ahora”, agregaron.
Woodward se enfrenta a una sentencia de cadena perpetua sin libertad condicional el 25 de octubre.
Vía The Algemeiner