El Rabino Daniel Goldman, Rabino de la Comunidad Bet El, escribió una editorial sobre «la cremación en la tradición judía».
Como rabino de una comunidad religiosa, he acompañado a congregantes y amigos a festejar momentos de sublime alegría, y también a atravesar circunstancias de inmenso dolor.
Desarrollar la compasión nos remite a una de las dimensiones sagradas de la esencia humana.
Así, el ritual del entierro nos ayuda y enseña a elaborar el quebranto, que instaura un nuevo vínculo con el ser que físicamente ya no está.
Una de las preguntas frecuentes en esa hora de pérdida está relacionada con el acto de la cremación. La experiencia dominante que ha determinado la ley judía se opone de forma categórica.
La mayoría de la jurisprudencia hebrea basa su argumento en que el cuerpo humano es propiedad de Dios, por lo tanto, la cremación atentaría contra esa pertenencia material. Además, es asociada históricamente con el culto pagano, al cual la Torá ordena rechazarlo de forma reiterada. Sin embargo, ya sea por desconocimiento o por deseo, el número de judíos que deciden por la cremación ha aumentado, lo que obliga a la diversidad de los movimientos religiosos a ciertos miramientos; por ejemplo, el entierro de las cenizas en un cementerio judío.
-
La comunidad Bet El nombra al rabino Daniel Goldman como «Rabino Emérito»
-
La OEA nombró al Rabino Daniel Goldman, al Presbítero Guillermo Marcó y al dirigente islámico Omar Abboud como Embajadores de la Paz
Corresponde aquí observar que existen tres grandes movimientos religiosos: la Ortodoxia, el Conservadorismo y el Reformismo.
Las autoridades rabínicas pertenecientes a la Ortodoxia y al Conservadorismo no autorizan ninguna consideración. El Movimiento Reformista ha adoptado posiciones contrapuestas sobre esta cuestión a lo largo de los años, pero la opinión más reciente establece que, si bien la cremación debe desalentarse, no se considera escandalosa.
Cabe también aclarar que, en los cementerios judíos de la Argentina (salvo exclusivísimas excepciones), no se inhuman las cenizas.
Otro interrogante es si los herederos están obligados a respetar el deseo del fallecido, en caso que hubiera deseado ser incinerado.
Tanto Maimónides (siglo XII) como Yosef Caro (siglo XV), las dos mayores autoridades de la tradición legal judía, sostienen que se deben oponer.
Por último, ¿puede un rabino oficiar el funeral de una persona que ha sido cremada? Según una resolución de 1986 adoptada por el Conservadorismo, si una familia rechaza la recomendación de un rabino de no practicar la incineración, este no debe participar del entierro, pero puede oficiar una ceremonia previa.
Si la familia autorizó la cremación sin saber de la contravención judía, el rabino puede optar por dirigir el entierro.
Por Rabino Daniel Goldman
Rabino Comunidad Bet El
Vía Clarín